¿QUIÉN SOY?




Este es el blog de MANUEL BUENDÍA BERCEDO. Pretendo mostrar una propuesta profesional y particular acerca de la Igualdad de Género y las Masculinidades. Veremos algunas respuestas a la pregunta anterior pero sobre todo, haremos muchas más preguntas para invitar o implicar a otros hombres en la Igualdad.



viernes, 9 de agosto de 2013

Amores húmedos, amores líquidos




Un día estaba hablando de mujeres con un amigo, otro hombre de confianza. ¿Dónde está lo que es de fiar? He dicho que estaba hablando con otro hombre de confianza. ¿Eso es posible? Lo es, pero vayamos por partes. Es un amigo de confianza porque es amigo, nos conocemos y nos queremos. Puedo vacilarle en momentos clave con la razonable seguridad de que la conversación no se me escapa de las manos, algo también posible. Estábamos compartiendo nuestra rica relación con diferentes mujeres.

¡Nos íbamos entusiasmando poco a poco mientras hablábamos de tías! Eso es posible, aunque me gusta más decir mujeres. Aún se me saltan las alarmas cuando algo es demasiado coloquial. Reconocíamos con agrado el tener conversaciones y colaboraciones muy interesantes y frecuentes con varias de ellas, a un nivel alto, intelectual y emocional a la vez, técnico,…El me hablaba de anécdotas en su trabajo, etc En planos menos serios, aparentemente lo de serios, también comentábamos la incorporación de mujeres en algún raro ocio común. Comprobamos que hay bichos raros de todos los sexos, bichas raras en este caso. Es lógico e inevitable por otra parte. Además era evidente, observado por ambos, que la cuestión ocurría con tendencia, es decir, si lo comparamos con hace unos años cada vez es mayor la intensidad y con muchas más de ellas. Esto es así, se quiera ver o no, te unas a la fiesta o no lo hagas.

En un momento que la conversación se calentaba demasiado, se paró a pensar, y necesitó hacerme una aclaración por si acaso.

-         - ¡Pero yo no quiero nada con ellas!


Como un resorte automático con la correspondiente deformación profesional, me surgió la contrapregunta:

-          -¿Pues si no quieres nada con ellas para qué les hablas?


Se produjo cuatro o cinco segundos de silencio valorativo. Podía haberme respondido que por el simple hecho de hablar por hablar, para pasar el rato, o cualquier otra cosa. O me podía haber dicho que no te puedes divorciar de una compañera de oficina. Si hubiera respondido de esas maneras quedaría claro que no todo es trabajo, ni todos son asuntos demasiado profundos sobre los que siempre se pueda influir. Habría quedado como una conversación superficial. Tal vez, se habría desviado el debate hacia el tema general de actuar o no obligatoriamente por un interés del tipo que sea.

Pero la ambigüedad de mi contrapregunta pudo dar a entender que era yo el que descartaba cualquier posibilidad que no fuera pensar con la polla. Pensad que estábamos hombres solos sin espías, ni observadoras. Además, ¿qué es algo?, ¿qué es nada?, ¿qué es hablar? Aún recuerdo la expresión de las abuelas que afirmaban que Carmencita y Arturito, antes de casarse, estuvieron cinco años hablando.

¡Pero no! Ese no querer nada con ellas se refería a un contacto sexual, como os podéis imaginar. Como si estuviese incrustado en el cromosoma Y que siempre que dos hombres hablan de tías es para intentar follar. En sus diferentes grados, desde algo más o menos subliminal, hasta un marco en el que sea lo único posible.

Por otra parte en los últimos años se repite mucho el tópico de que los hombres cuando están solos, en general, hemos madurado un poco y ya podemos hablar de algo más que de fútbol o de mujeres, en el sentido que nos ocupa en este momento. Por cierto, ese es el arranque esencial y necesario de los grupos de hombres. El debate una vez ampliado, indica que puede hablarse  de muchas otras cosas, esa es la importancia de los grupos de apoyo mutuo para crecimiento personal, para compartir experiencias en lo emocional o sentimientos, sobre la paternidad, la corresponsabilidad o los cuidados... 
Pero, sigamos con el hilo de antes, ¿se puede hablar de fútbol de otra manera? ¿Y se puede hablar de mujeres en otros términos?
Tarde o temprano, a medida que las mujeres se van incorporando a todos los sitios, tenía que ocurrir para los más privilegiados, aunque eso suponga desaprender otros privilegios. Las combinaciones posibles son infinitas. Los puntos de tensión también son infinitos, y por consiguiente los efectos también lo son.

Seguimos en ese momento de silencio valorativo. Aflora inconscientemente, queda aún latente que tarde o temprano, en un momento dado tiene que haber algún interés sexual, o un momento de un enorme riesgo. Algo así como que un hombre y una mujer no pudieran ser camaradas, compañeros, amantes, amigos, colegas, pareja … y eso con infinitos grados de intimidad en todas sus combinaciones interpares, con o sin repetición. Pues si y no, y depende. Y todo a la vez según cuándo. ¿Y dónde está el problema? ¿Acaso las relaciones sexuales, observándolas con varias perspectivas, no presentan también diferentes niveles de intimidad, amistad, complicidad, o incluso ser inexistente o de conveniencia? Sobre la misma conveniencia habría mucho que decir, ¿acaso una pareja recién enamorada no es conveniente que resuelvan su prurito? ¿acaso amarse no conviene a las partes? ¿Qué tipo de entropía o ruido se nos está colando? ¿Acaso no somos seres sexuados tanto ellas como nosotros en todo lo que hacemos? ¿Acaso no se han multiplicado varias veces el número de  relaciones sexuales en el ámbito laboral? En otro tiempo, cuando las únicas mujeres eran la secretaria y la limpiadora, permitía pocas combinaciones, ¿pero ahora? Tenemos en cuenta las infinitas combinaciones que hay ahora, con jefas, becarias, clientas, proveedoras, socias, los múltiples iguales… eso intentando ser productivos, con crisis o sin ellas de todos los tipos.

Damos por hecho demasiadas  cosas. Lo sensato hoy en día es no descartar nada, e ir abriendo los nuevos debates, poco a poco y con urgencia, sin prisa pero sin pausa  es obligatorio  hacerlo. Los protocolos de acoso laboral, sexual, o por razón de género, en los centros de trabajo, el gestionar las exrelaciones dentro de las empresas, etc forman parte también de los Planes de Igualdad, y eso quizá no lo sabe todo el mundo. Gestionar la incertidumbre, la provisionalidad, los peligros, en las nuevas relaciones de género,  es algo que no se puede omitir. Hay que instalarse en el cambio sin miedo, surfeando la realidad. Y no hay que quedarse callados a verlas venir. Repito, no hay que descartar nada.

Pues bien, afirmo que es posible no tener nada con ellas. Y también es posible, en equidad y reciprocidad, tener algo más que simplemente no tener nada con ellas, en todos los nadas, en todos los algos. La lección que aprendimos mi amigo y yo es la toma de consciencia de algo muy gratificante, somos unos afortunados. El mundo se está abriendo y a su vez los sujetos se están duplicando y somos conscientes de ello. Prescindir voluntariamente de relaciones sujeto-objeto y pasar a relaciones sujeto-sujeto tiene sus beneficios en sí mismos. En este caso son relaciones sujeto-sujeta, y jugando con las palabras, me atrevo a decir que son relaciones de sujetos- con las que estaban sujetas y afortunadamente están dejando de serlo de una manera más lenta de la que deseamos.



¿Somos conscientes de esa revolución? Respondo a la pregunta. Está muy claro que algo querremos con ellas. Con cada una, una cosa distinta o varias a la vez. Mi amigo y yo empezamos a verlo. ¡Bien! Para muchos el patriarcado es una invarianza, algo que seguirá igual aunque todo lo demás cambie, pero no es verdad, yo no lo creo. Estoy aprendiendo a apreciar cada uno de los avances. Gracias a  Bauman comprobamos que los modelos sólidos y rígidos han saltado por los aires, ya no es posible volver atrás, es inútil ignorarlo o actuar como si no fuera, y  hoy me atrevo a decir tranquilamente que aparte de no dar nada por dicho o hecho, podemos tener amores húmedos, y también tener amores líquidos, en sociedades líquidas, con masculinidades líquidas…

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