Muy interesante la exposición
de Pedro Uruñuela sobre la cultura de la participación. La ley , como en multitud de ocasiones
no basta para que se dé. No es la cultura de la participación
un valor estimado. En este caso, concretamente la participación de las familias, en el
nivel de valores, hábitos, deja mucho que desear… Se habló de los beneficios de la
participación. La importancia de implicar a los chavales, hacerles responsables
de tareas, para que la motivación por aprender rebrote. La brecha de fracaso
escolar en varones adolescentes es urgente atender en mi opinión. La
participación influye igualmente en la motivación del profesorado, que a su vez
revierte en la mejora del sistema. La coordinación con los equipos directivos,
puesto que tanto unos como otros son personas trabajadoras. Y nos parece importantísima la
participación de las familias. El desconocimiento mutuo es lo que genera los
recelos. Está todo interconectado. Cuando participas en algo lo consideras tuyo.
Conclusión : las familias son coeducadoras y corresponsables con la Escuela,
importantes en la articulación de la acción educativa. Se habló del alumnado
ayudante, de los niveles de participación y sus trampas, de nuevas familias..
¿A qué se debe la falta de
motivación? Tendremos ocasión de desarrollarlo.
Cuando hablamos de las
resistencias al cambio en los hombres sobre estos temas, tendremos que
hacerlo todo a la vez. Hacerlo significativo por medio del desarrollo de las
emociones y los sentimientos en general y posteriormente en cada aplicación práctica, como es el caso. Si tenemos claro el qué y por qué, sabremos el
cómo.
Habrá que aprender a gestionar
las quejas y los conflictos. Llenar nuestra maleta de recursos y competencias
como padres para acercarnos a ellos. La importancia del estudio, el esfuerzo, la
gestión de los usos del tiempo, alimentar las relaciones personales, para sentirnos parte activa. El cojín emocional
procuraremos así que sea muy grande y de esa manera será más fácil el amor incondicional, pase lo
que pase, y se mantendrá la comunicación lo mínimo suficiente para que las
tormentas no destruyan irreparablemente.
Nélida Zaitegi en su intervención “buenas
personas, buenos tratos” igualmente interesante nos dejó las pistas suficientes como para desarrollarlo en
adelante suficientemente. Voy únicamente a decir unas impresiones. ¿Sabemos a
qué le tenemos miedo? ¿Qué nos preocupa realmente? En un cambio de ciclo
estamos dispuestos y dispuestas a remangarnos, y a empezar de nuevo? Primero hay que ser y después parecer. Seamos
radicales, vayamos a la raíz de los problemas y adquiramos competencias
sociales y personales. Reaprendamos a querernos y a tratarnos. Yo añado,
atrevámonos los hombres a explorar una ética de los cuidados. Cuidar en lugar de
proteger o sobreproteger. Pactemos las reglas del juego.
Con todos estos previos es muy
fácil de entender que el momento de la comida y la larguísima sobremesa resultó
el mejor cierre posible del día. Vuelves a casa con una sonrisa de sosiego. Por
un lado te recuerdas, con cierta paz bobalicona que “esto es lo que hay”, las limitaciones. Hago
y seguiré haciendo lo que pueda, sin más. Pero , fíjate, ya no lo veo tan difícil, quizá
sea mucho más sencillo de lo que a veces parece o nos lo quieren hacer creer…
Estupenda entrada.
ResponderEliminarEsperemos que con esfuerzo y perseverancia la escuela de padres, sea un día verdad "escuela de padres"
Gracias Aicha, sí. Y teniendo cuidado de no volver a inventar la pólvora. Que para que el "tetabrik de leche " sea más ecológico, inventemos la leche en botella de cristal. Me explico, que sea de verdad "escuela de madres y de padres", o de familias, o... que no falte nadie, nadie se quede fuera.
Eliminar